jueves, 7 de octubre de 2010

Desesperación

Comencé a correr como si corriendo sin parar se fuese a gastar el dolor que llevaba por dentro,
como sin con cada paso dejará atrás un poco de ese peso que no me dejaba respirar.

El cielo estaba cubierto de nubes y el frío golpeaba mis manos haciéndolas sangrar; los árboles
no tenían hojas y el césped era de color amarillo como si se hubiese quemado; el invierno hacia
peor mi tristeza.

No sabía a dónde ir, sólo sabía que no podía detenerme, pues en el momento que lo hiciera
recuperaría la conciencia de mi dolor.

¡Qué confusión! que terrible es tener un problema y no saber donde buscar la solución, donde
encontrar respuestas.

Miras al cielo esperando ver una señal o te volteas rápidamente esperando agarrar desprevenido a tu ángel guardián, pero no los ves y te sientes con mas ganas de correr como si en algún momento del camino los fueras a encontrar.

Te sientes cansado pero ello no mitiga tu dolor.

Quisiera encontrar algo que me haga perder la conciencia, que me aisle de la realidad.

Si por un golpe de suerte olvidara todo mi pasado y tuviera la oportunidad de comenzar de cero...
pero también olvidaría los momentos alegres y a las personas que me han querido.

Corriendo y corriendo paso por el lado de algunas personas que sonríen, ¿cual será la razón?,
quizás ellos en algún momento también tuvieron problemas, ¿cómo los habrán superado?

Me avergüenza reconocer que he pensado en soluciones drásticas, mi mente de la cual me sentía
orgullosa ahora esta nublada, sé que en alguna parte está la respuesta pero no la encuentro.

Sigo corriendo, mis energías comienzan a agotarse, no puedo detenerme, ¡no puedo! Necesito
continuar hasta que en algún momento me de cuenta de que he olvidado porque comencé a correr.

Me siento abandonada, todos lucen indiferentes al dolor ajeno... pero ellos no saben que sufro. En
algún momento alguien se dará cuenta qué lloro, me detendrán para ayudarme o para ofrecerme ese abrazo que necesito tanto.

Pero me doy cuenta, la solución no está en ellos, esta en mí, tengo que encontrarla...

Me cuestiono: ¿Qué pensaré en el futuro cuando recuerde esto?

Lo inevitable llega, debo detenerme y al hacerlo me doy cuenta que el dolor sigue ahí y ahora tengo que emprender el camino de regreso, cansada y aun dolida, pero, finalmente no tengo que hacerlo, pues lo he imaginado todo y al volver a la realidad...

Me doy cuenta que el sol ha salido.

No hay comentarios: